Existen dos principales razones por las que guardamos cosas que no necesitamos: porque tienen un valor emocional o porque creemos que las necesitaremos en el futuro. Visto en profundidad, nuestra necesidad de guardar cosas es, en esencia, el reflejo de nuestro miedo al futuro y nuestra necesidad de aferrarnos al pasado. Guardamos cosas que nos recuerdan algún momento especial, un ser querido, unas vacaciones o algo que nos gusta recordar. Sin embargo, esto es una forma de aferrarse al pasado, de no dejarlo ir. No se trata de olvidar, sino de vivir en el presente y dejar ir el apego. A fin de cuentas, aquello a lo que nos estamos aferrando no son más que objetos. Podemos recordar sin necesidad de guardar tantas cosas. Las memorias están en la mente no en los objetos. Reflexionar sobre que te ata a ciertos objetos y qué te ata a tu pasado, te ayudará a vivir más en el presente y dejar de aferrarte al ayer. En cuanto al futuro, a menudo guardamos cosas porque si bien no las utilizamo...