Hay que aprender a soportar lo que no es posible evitar. Igual que la armonía del mundo se compone de cosas contrarias, así también nuestra vida se compone de tonos diversos: suaves y ásperos, agudos y graves, livianos y solemnes. Un músico que solamente amara los de una clase ¿qué podría expresar? Tiene que saber utilizarlos conjuntamente y mezclaros. Y nosotros hemos de hacer lo mismo con los bienes y los males, que son consustanciales a nuestra vida. Nuestro ser no puede subsistir sin esa mezcla, y en ella un aspecto no es menos necesario que el otro. Extracto de “Ensayos” de Montaigne (Libro III, Capítulo XIII. De la experiencia). Michel de Montaigne, filósofo, escritor, humanista y moralista francés, 1535-1592
Dulce y melancólico poema. Y la foto.
ResponderEliminarBellos.
Saigyô es muy melancólico. A mi me gusta mucho. Además de esta entrada tengo otras 22 de el (mira en etiquetas). Seguiré publicando.
EliminarRespecto a la foto: es preciosa. Pertenece a Rodrigo Guimarâes Vicentini.
Un abrazo y gracias por tu comentario, Anónimo.
Hermoso. Con una nostalgia noble (respeto a la naturaleza) que devuelve al ser a sí mismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Pilar, por tu comentario.
EliminarQue grande es Saigyô.
Un abrazo.