Prohibido quejar...me.

Quejarse no da buenos frutos.

     Cuando algo no nos gusta o no va como quisiéramos lo primero que hacemos es quejarnos. Las quejas nunca han resuelto nada. Una cosa es pedir consejo a un amigo en relación con un determinado problema o o situación y otro no dejar de lamentarnos: es deprimente para el que nos escucha. En la filosofía budista la queja se considera la incapacidad de comprender, de  no valorar de forma correcta. 
     Cuando no comprendemos por qué nos encontramos en cierta situación nos quejamos, luego echamos la culpa a otro y hablamos mal de él porque nos falta la capacidad de evaluar de forma correcta las cosas. Y todo esto puede desembocar en la ira.
     En cualquier caso, el budismo exhorta a no quejarse, pese a que muchos piensan que es una forma de desahogo. Quejarse es contraproducente: no es una manera de evitar los arrebatos de cólera sino de nutrirlos.
     El apego a  los "Tres Venenos" es muy poderoso: son hierbajos difíciles de arrancar de raíz. Quejarse equivale a abonarlos, haciéndolos crecer aun más.

Tomado de: "Manual de un monje budista para liberarse del ruido del mundo".
Autor: Keisuke Matsumoto.
Circulo de Lectores, S.A.U. - ISBN 978-84-672-6800-3

Keisuke Matsumoto es también autor del libro "Manual de limpieza de un monje budista"

Comentarios

Entradas populares de este blog

Aka-tonbo (Libélula roja).