Recibimos como favorable lo que concuerda con nosotros, nos resistimos
con desagrado a lo que se nos opone; mientras todo dictado del sentido
común requiere exactamente lo contrario.
Esta canción escrita por Rofuu Miki en el año 1921 figura entre las cien canciones más amada por los japoneses. La música fué compuesta en 1927 por Kosaku Yamada. Cuando Rofuu tenía cinco años sus padres se separan, la madre se va de la casa y él queda al cuidado de su abuelo paterno. En realidad quien lo cuida es la niñera por quien Rofuu sentía un cariño especial y la consideraba como una buena hermana. En la canción él la recuerda con cariño y nostalgia "Jugo de Neya wa yome ni yuki" (mi hermana se casó a los quince) y también expresa su amargura porque después de que ella se casara no recibe más noticias de su pueblo natal. Casi no tiene recuerdos de su madre por eso expresa ese sentimiento de tristeza y melancolía manifestado en el cielo rojizo de un atardecer de otoño. Kosaku Yamada también pierde a su madre a los diecisiete años, de manera que tanto de la letra como de la melodía se puede sentir una profunda melancolía. Letra de la canción
En una ocasión un primer ministro fué a visitar a un maestro zen. Le preguntó : -Roshi, ¿Como explicaría el egoismo?. El rostro del maestro se tornó súbitamente azul. Y le dijo al primer ministro, de manera arrogante y desdeñosa: -Pero, ¿que es lo que preguntas, pedazo de estúpido?. Esta inesperada respuesta sacudió fuertemente al primer ministro, tanto que la rabia transformó su rostro. El maestro sonrió y dijo: -Excelencia, eso es egoismo. El maestro no pierde el tiempo en explicaciones ní teorías. Directamente se limita a "clavarle el clavo en la cabeza".
Hay que aprender a soportar lo que no es posible evitar. Igual que la armonía del mundo se compone de cosas contrarias, así también nuestra vida se compone de tonos diversos: suaves y ásperos, agudos y graves, livianos y solemnes. Un músico que solamente amara los de una clase ¿qué podría expresar? Tiene que saber utilizarlos conjuntamente y mezclaros. Y nosotros hemos de hacer lo mismo con los bienes y los males, que son consustanciales a nuestra vida. Nuestro ser no puede subsistir sin esa mezcla, y en ella un aspecto no es menos necesario que el otro. Extracto de “Ensayos” de Montaigne (Libro III, Capítulo XIII. De la experiencia). Michel de Montaigne, filósofo, escritor, humanista y moralista francés, 1535-1592
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