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Mostrando entradas de noviembre, 2012

Casi invierno.

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Casi invierno, a través del chaparrón la forma de la luna. BASHO Matsuo (1644-1694)

Sendas de Oku (20/..)

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...oí a un bonzo ciego... OKU NO HOSOMICHI (Sendas de Oku) 19- Sue-no-Matsuyama, Oku-Johruri. Después visitamos el río Tama de Noda y la roca de Oki. En Sue-no-Matsuyama hay un monasterio llamado Masshozan. Entre los pinos hay muchas tumbas. Ver que en esto terminan todos esos juramentos y promesas de vivir “como el pájaro de dos cabezas” o “los árboles de ramas unidas” (1)  aumentó mi tristeza. Cuando llegamos a la bahía de Shiogama, tañían las campanas del crepúsculo repitiéndonos que nada permanece. El cielo lluvioso del Quinto Mes se aclaró levemente y la luna del atardecer se mostró pálida. La isla de Magali parecía al alcance de la mano: tan cerca se veía. Los pescadores remaban en sus barquitas, todas formadas en hilera y se oían las voces de los que repartían los peces. Recordé el verso: “atados con sogas”.(2)  Comprendí al poeta y me conmoví. E sa noche oí a un bonzo ciego cantar en el estilo del norte llamado Oku-Johruri, acompañado por el instrumento biwa.(3)

Sendas de Oku (19/..)

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...tejen una estera... OKU NO HOSOMICHI ( Sendas de Oku ) 18 - Juncos de Tofu y monumento de Tsuba. Siguiendo el trazado del mapa que nos había hecho aquel pintor, llegamos al sendero de Oku. A un lado del sendero, cerca de la montaña, se hallan los juncos de Tofu. Nos contaron que los lugareños, todos los años, todavía tejen una estera y se la ofrecen como homenaje al Gobernador.(1) La estela de Tsubo está en el castillo de Taka, en el valle de Ichikawa. Mide un poco más de seis shaku de largo y cerca de tres de ancho. A través del musgo que la cubre se distingue apenas una inscripción. Primero indica las distancias que hay desde este sitio hasta todas las fronteras y después dice: “Este castillo fue edificado en el primer año de Jinki (724) por el Inspector y Capitán General Azumaito Ohno y fue reconstruido en el sexto año de Tempyo-Hohji (762) por el Consejero de la Corte , Visitador y Capitán General Asakari Emi. Primer día de la decimosegunda luna”. Pertenece a la época

Noche de primavera...

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Haru no yo no yami wa aya nashi mume no hana iro koso miene ka ya wa kakururu Noche de primavera,  su oscuridad es inútil: si bien oculta el color de las flores del ciruelo ¿acaso esconde su perfume? Ooshikouchi no Mitsune (898-922)

Sendas de Oku (18/..)

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OKU NO HOSOMICHI (Sendas de Oku) 1 7 - Cuatro o cinco dias en Sendai. Cruzamos el río Natori y llegamos a Sendai. Era el día en que adornan los tejados con hojas de lirios cárdenos.(1)  Encontramos una posada y allí nos alojamos cuatro o cinco días. En esta villa vive un pintor llamado Kaemon. Nos habían dicho que era un hombre sensible; lo busqué y nos hicimos amigos. El pintor me dijo que se ocupaba en localizar los lugares famosos que mencionan los antiguos poetas y que, por el paso de los años, ya nadie sabe dónde se encuentran. Un día me llevó a visitar algunos: en Miyagino los campos estaban cubiertos de hagi(2)  e imaginé su hermosura en otoño; en Tamada y Yokono, lugares renombrados por sus azaleas, florecía el asebi;(3)  penetré en un bosque de pinos adonde no llegaba ni una brizna de sol, paraje que llaman “Penumbra de árboles”, tan húmedo por el rocío de la arboleda que dio lugar a aquella poesía que comienza: “¡Ea, los guardias! ¡Su sombrero!”(4) Despué

Sendas de Oku (17/..)

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OKU NO HOSOMICHI (Sendas de Oku) 16-El pino de Takekuma. Al ver el pino de Takekuma, de veras sentí como si despertara. Desde la raíz el árbol se divide en dos troncos; según nos dijeron, la forma de ahora es la misma que tenía hace siglos. Recordé al maestro Noin.(1)  Hace mucho pasó por este lugar un señor que iba a tomar posesión de la gobernatura de Mutsu y cortó el árbol, para usarlo como pilar del puente del río Natori; y a esto alude la poesía de Noin: “no hay ya ni restos del famoso pino”. Una generación lo corta y otra lo vuelve a plantar; ahora, crecido de nuevo, parece como si tuviese mil años de edad. Realmente es hermoso: Ya que no vuestras flores, mostradle, cerezos tardíos, el pino de Takekuma. Un discípulo llamado Kyohaku me dedicó, al despedirme, este poema. Así le respondí: De los cerezos en flor al pino de dos troncos: tres meses ya. Sakura yori matsu wa futaki wo mitsuki goshi (1)  Noin Hoshi (988-¿  ?), religioso y poet

Principios estéticos del zen (7/7).

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SEIYAKU -  Quietud y Serenidad interior. El último de estos siete principios es la tranquilidad necesaria para que puedan surgir los otros seis. Está relacionado con la paz interior que permite el equilibrio y el estado meditativo que buscamos desde el inicio de toda práctica. Antes de comenzar cualquiera de las artes zen es imprescindible tomarnos un tiempo para entrar en ese estado de paz, dejando a un lado cualquier situación o pensamiento que suponga inquietud. Sólo con una mente despejada donde los pensamientos no intervienen, podemos encontrar la paz necesaria para sentir la liviandad del alma. Con la mente como un estanque quieto, la piedra lanzada producirá ondas perfectas.

Principios estéticos del zen (6/7).

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DATSUZOKU - Desapego. Aunque parezca contradictorio, la disciplina indicada para las prácticas del zen no significa apego ni sumisión. La práctica se realiza dentro de una libertad e independencia , ya que no se busca controlar el espíritu sino liberarlo, y el aprendizaje del método es el camino para llegar a esa liberación.

Principios estéticos del zen (5/7).

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YUUGEN - Profundidad. Este principio hace referencia a la verdadera esencia que se encuentra más allá de la superficie que miramos. Sí deseamos captar la totalidad de lo que observamos para apreciarlo y llegar a sentirlo íntegramente, tenemos que hacer un esfuerzo para no quedarnos en su aspecto superficial. Es la esencia verdadera de las cosas, que transciende su mera materialidad, su aspecto superficial.

Principios estéticos del zen (4/7).

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Shizen - Naturalidad En el zen la naturalidad va unida a la sinceridad. Todo aquello que surge o aparece de forma natural, refleja en su origen una condición auténtica. La naturalidad no lleva propósito ni intención, surge sin esfuerzo como resultado del no-pensamiento ( mu-shin). No hay mejor maestra que la naturaleza. En ella las cosas surgen espontáneamente, por eso son auténticas.