El Salmo de la Vida.


Desconfía del futuro por agradable que sea!
Deja que el pasado muerto entierre a sus muertos.
¡Actúa, actúa en el vivo presente
el corazón firme y Dios guiándote!
Las vidas de los grandes hombres nos recuerdan
que podemos sublimar las nuestras,
y al partir tras de sí dejan
sus huellas en las arenas del tiempo.
Huellas por las que quizás otro que navegue
por el solemne océano de la vida,
un hermano náufrago desolado,
al verlas, vuelva a recobrar la esperanza.

En pie y manos a la obra,
con ánimo para afrontar cualquier destino.
Logrando y persistiendo,
aprendiendo así a trabajar y a esperar.

El Salmo de la Vida
Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882).

Comentarios

  1. Logrando y persistiendo.....

    la paciencia todo lo alcanza como decía Sta. Teresa

    abrazos de luz para tí querido Ängel

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