La primera meditación.
La primera meditación me quedó grabada en la memoria para siempre. Al cabo de unos minutos, empezaron los primeros dolores. Me empezaron a temblar los muslos como cuerdas de violín. Los costados de los pies se transformaron en pedazos de madera. Mí espalda, mantenida derecha con dificultad, pareció chirriar y agitarse involuntariamente. El tiempo pasaba tan lento que parecía inconcebible. No hubo ninguna concentración. No se me había dado nada en que concentrarme, entonces simplemente me quedé allí sentado y esperé a que sonara la campana, la campana que pondría punto final a este periodo de dolor intenso........
Extraido de: EL ESPEJO VACÍO -Experiencias en un monasterio zen-.
Janwillem van Wetering - Editorial Kairos - Barcelona-1975En 1958, con 28 años, y en el curso de un viaje de trece años, pasó año y medio como discipulo de un maestro zen, en un monasterio budista. El testimonio de un hombre que no cree en nada, pero que descubre que no creer en nada puede ser un excelente punto de partida.
Y cuando llevas más de una a veces también sigue pasando, suerte que no halla una única manera de sentarse a meditar.
ResponderEliminarun abrazo
Hola Hoka hey. Efectivamente es así. Hay dias en que las piernas no dicen nada y otros en que duelen un monton. Bueno, hay que tomarlo como viene, igual que la vida. Un abrazo.
ResponderEliminary seguimos, hasta que el dolor ya no se sabe si es dolor o molestia o una sombra
ResponderEliminarDespues de un verano de descanso (en meditación) retomaremos de nuevo aunque cueste al principio
feliz noche
Está claro que tu tambien conoces esta experiencia.
ResponderEliminar¡Que interesante! ¿Donde has estado? a me comentarás ( sí lo ves oportuno ). Un fuerte abrazo.
así lo haré amigo mio, es gratificante que alguien se interese aunque sea minimamente por esa otra parte que no se ve , donde se acumulan más experiencias
ResponderEliminartambien te preguntaré algo sobre la meditación, ya es una suerte para mí haberte encontrado
Egunon
feliz dia querido Angel
Gracias Arianna Ya sabes mí correo. Un abrazo.
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