KOKORO.
Kokoro (capitulo 4-III)
De toda la peculiar belleza de Japón no hay nada más hermoso que subir a las cumbres dedicadas al culto o la quietud: esas sendas que conducen a Ningún Sitio y esos peldaños que llevan a Nada.
Por lo visto su peculiar encanto se basa en el encanto de lo espontáneo -efecto de una artesanía que hace juego con las más delicadas ambientaciones de luz, forma y color de la naturaleza- un encanto que se desvanece en días lluviosos; pero que nunca deja de maravillar por su armonía.
En ocasiones el ascenso se inicia por una empinada avenida empedrada de casi un kilómetro de largo que está flanqueada por umbrosas alamedas. Llegamos a una larga fila de escalones que subiendo entre verdes tinieblas desemboca en una terraza alta, sombreada de arboles añosos y corpulentos; otros escalones conducen a otras terrazas, todas en sombra. Un fatigoso ascenso, sin duda, hasta que por fin, pasada una torii gris, surge nuestro objetivo: un pequeño santuario Shintô. El golpe que nos sacude, en el umbrío silencio de aquella altura, luego del sublime y largo trayecto recorrido, brota de la esencia misma de lo espectral; alucinante por surgir del vacío.............
Fragmento de KOKORO - Ecos y nociones de la vida interior japonesa.
Lafcadio Hearn (Grecia 1850- Japón 1904)
esas sendas que conducen a Ningún Sitio y esos peldaños que llevan a Nada.... es mi sitio, donde no estás solo
ResponderEliminarCierro los ojos y lo imagino más bello aún....
Gracias a tí viajamos por la belleza y cultura japonesa
Me gustaría disfrutarlo en mis sueños, feliz noche, ya
Resulta facil identificarse con estos lugares ¿verdad?. A mí,al menos me pasa esto.
ResponderEliminarBuenas noches.