Sendas de Oku (14/..)
Minamoto Yoshitsune y Benkei |
OKU NO HOSOMICHI
(Sendas de Oku)
Después de haber atravesado el vado de Tsukinowa llegamos a la posada de
Senote. Cerca de la montaña, a ri y medio a la izquierda, se hallan las ruinas
de la mansión de Shoji-Sato.(1) Como nos
dijeran que estaban en Sabano de Iitsuka, nos echamos a andar y preguntando por
los caminos llegamos hasta Maruyama: ahí está el antiguo castillo de Shoji. Nos
enseñaron lo que quedaba de la Gran Puerta
en la falda del monte y los ojos se me humedecieron. En un viejo monasterio
cercano se conservan todavía las estelas de la familia entera. Me conmovieron
sobre todo los epitafios de las dos nueras. El llanto mojaba mis mangas
mientras pensaba cómo estas dos mujeres, no obstante su sexo, habían inscrito
sus nombres en los anales del valor.(2) La estela
que contemplaba merecía llamarse como aquélla de la antigua China: “Lápida
grabada con lágrimas”. Entré en el templo y pedí una taza de té. Ahí enseñan
como tesoros la espada de Yoshitsune y el morral de Benkei.(3) Hoy es el
primero del Quinto Mes.
Espada y morral:
Fiesta de Muchachos,
banderas de papel …(4)
(1) Consumada la derrota de los Taira, renace la discordia entre los dos
hermanos Minamoto: Yoritomo y Yoshitsune. Yoritomo duda de la lealtad de su
hermano menor; Yoshitsune huye y se hace fuerte en la tierra de Shoji Sato, su
partidario y amigo, cuyos dos hijos habían dado la vida combatiendo por su
señor. Shoji Sato también muere trágicamente, mostrando su lealtad.
(2) Para consolar a su suegra -que se lamentaba de haber perdido a sus dos
hijos y de no poder así contribuir a la causa de Yoshitsune- las viudas de
Tsugunobu y Tadanobu se ponen los cascos y los yelmos de sus maridos, ya
fallecidos, y le muestran que ellas pueden sustituirlos en los combates.
(3) En China había una estela de piedra que conmemoraba las virtudes de
Yang Mu (221-278), conocida como el Monumento de las Lágrimas.
(4) El día cinco del Quinto Mes es la Fiesta de los Varones. Las familias con niños
tienen la costumbre de colocar muñecos vestidos de guerreros, yelmos y otros
arreos bélicos en el salón principal de la casa, adornado con astas de banderas
y grandes carpas de tela. La carpa, que nada contra la corriente, es símbolo
del valor.
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