Sendas de Oku (15/..)
OKU NO HOSOMICHI
(Sendas de Oku)
14-Una noche en Lizaka.
(Sendas de Oku)
Esa noche nos hospedamos en Lizaka; allí nos bañamos en las aguas
termales. La casa en donde nos dieron posada era miserable y su piso era de
tierra. Como no había siquiera una lámpara, arreglé mis alforjas al resplandor
del fuego del hogar y extendí sobre el suelo mi estera. Apenas cayó la noche se
desató la tormenta y empezó a llover a cántaros. El agua se colaba por los
agujeros del techo y me empapaba; además, las pulgas y los mosquitos me
martirizaban sin que me dejasen cerrar los ojos. Entonces mi vieja enfermedad
se despertó, volvió a atacarme y sufrí tales cólicos que creí morir. Pero las
noches de esta época son cortas y poco a poco el cielo comenzó a aclararse.
Partimos con la primera luz. No me sentía bien y el dolor no me dejaba.
Alquilamos caballos y nos dirigimos hacia Koori. Con un viaje aún largo en
perspectiva, mi estado me desasosegaba aunque el andar de peregrino por lugares
perdidos, me decía, es como haber dejado ya el mundo y resignarse a su
impermanecencia: si muero en el camino, será por voluntad del cielo. Estos
pensamientos me dieron ánimos y zigzagueando de aquí para allá por las veredas
dejamos atrás la Gran-Puerta -de-Madera
de Dale.
Oh qué mal lo pasó, que noche tan horrible...me gusta sin embarlo su resolución
ResponderEliminar-si muero en el camino, será por voluntad del cielo.
Gracias Ángel una buena lección de sabiduría
Aceptación de la impermanencia...
ResponderEliminarNo cabe duda de que resolución no le faltaba.
Un fuerte abrazo.
para reflexionar
ResponderEliminarGracias amigo
Sí.
ResponderEliminarUn abrazo.