Si el recipiente se rompe...

Nuestro cuerpo limita la chispa divina espiritual a la que llamamos alma. Del mismo modo que un recipiente da forma al líquido o gas que se introduce en su interior, nuestro cuerpo da forma a nuestro ser espiritual. Si el recipiente se rompe, lo que estaba en su interior ya no mantiene la forma que tenía y se derrama. ¿Recibe una nueva forma? ¿Se une con otros seres? No sabemos nada al respecto. Después de la muerte, el alma se convierte en algo diferente, algo indescriptible.

La reflexión del día.
Seleccionada del "Calendario de la sabiduría" de León Tolstoi

Comentarios

Entradas populares de este blog

Aka-tonbo (Libélula roja).