Siguiendo el camino...

Confucio, Munich
Foto: Ángel Hosshin
A los quince mi mayor ilusión fue aprender.

A los treinta había plantado firmemente mis pies en el suelo.

A los cuarenta ya nada me dejaba perplejo.

A los cincuenta supe qué me ofrecía el cielo.

A los sesenta escuché ese ofrecimiento con oído sumiso.

A los setenta pude seguir el dictado de mí propio corazón; pues cuanto deseaba ya no rebasaba los límites de lo correcto.

Confucio
Las Analectas, libro 2






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