Pregúnteselo a mí caballo.
Se cuenta que un jinete corría sobre su caballo dando vueltas por el campo. Un campesino, que veía como el jinete pasaba una y otra vez junto a la finca en la que trabajaba, le preguntó: "Pero buen hombre ¿a donde quiere ir?". El jinete respondió: "No lo sé. A mí no me lo pregunte, pregúnteselo a mi caballo."
En mucha ocasiones tambien a nosotros nos ocurre lo que a ese jinete. Corremos apresurados por la vida sin saber muy bien a donde vamos. Nos movemos deprisa, sí; pero para ir a lugares que otros nos marcan.
Más que movernos nos mueven y nos llevan a lugares que en el fondo no hemos elegido.
Buenas Noches Angel
ResponderEliminarMe alegra volver a encontrarte, y seguir tus entradas
El comentario que haces resume perfectamente la pequeña historia
Hay que parar y averiguar si la dirección que llevamos es la adecuada y la que nos dicta el corazón
Abrazos de nuevo
Hola Arianna. Pensaba haberte enviado un email mañana para saber de tí. Me alegra mucho encontrarte de nuevo. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarque bueno.. :) hemos de tomar las riendas, verdad? o si el caballo forma parte de lo que somos,, alguna vez dejarnos llevar por el instinto jeje.. graciasss, un beso muuy grande
ResponderEliminarDejar sueltas las riendas, y que el caballo nos lleve por su camino, puede ser positivo sí somos conscientes de ello y es por poco tiempo. Lo malo es cuando nos abandonamos o no somos conscientes. Un abrazo.
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