Vencer sin arma.
El célebre maestro Tsukahara Bokuden atravesaba el lago Biwa sobre una balsa con otros viajeros. Entre ellos se encontraba un samurai extremadamente pretencioso que no paraba de vanagloriarse de sus proezas y su dominio del sable. Según el, era el campeón del japón en todas sus categorías. Y los demás viajeros, que escuchaban con una admiración mezclada con miedo, parecían creérselo todo. Pero... Bokuden se mantenía alejado tranquilamente y no parecía tragarse todas esas bagatelas. El samurai se dio cuenta y, vejado, se acercó a Bokuden para decirle:
-Tú también llevas un par de sables. Sí eres un samurai, ¿por que no dices algo?
Bokuden respondió tranquilamente:
-No me siento aludido por tus historias. Mí arte es diferente al tuyo. No consiste en vencer a los demás sino en no ser vencido.
El samurai se rascó la cabeza y preguntó:
-¿Entonces para que llevas dos sables?
Eso me obliga a ser maestro de mí mismo para no responder a las provocaciones. Es un desafío sagrado.
El samurai, exasperado, continuó:
¿Y piensas verdaderamente que puedes combatir conmigo sin sable?
-¿Por que no? ¡Incluso es posible que te gane!
Fuera de sí el samurai gritó al barquero que remara hacia la orilla más cercana, pero Bokuden sugirió que sería mejor ir hacia una isla, lejos de los hombres, para no provocar una multitud y estar así más tranquilos.
El samurai aceptó . Cuando la balsa alcanzó una isla deshabitada, el samurai saltó rápidamente a tierra y desenvainó su sable, dispuesto al combate.
Bokuden se despojo cuidadosamente de sus dos sables, se los entregó al barquero y se dispuso a saltar a tierra, cuando, de pronto, cogió la pértiga del barquero y empujó la la barca hacia agua adentro, alejándose impulsado por la corriente.
El samurai se quedó en la isla gesticulando de furia. Bokuden se volvió hacia él y le gritó.
¡Te das cuenta, esto es vencer sin arma!
Pascal Faulliot
El blanco invisible (El Zen en las artes marciales).
No consiste en vencer a los demás sino en no ser vencido.
ResponderEliminarsin armas, desde la disciplina mental y el autocontrol, creo, ignorando al papanatas de turno, "por la boca muere el pez "
son historias sencillas con mucha profundidad que se pueden interpretar de mil formas
¨feliz tarde ängel
El adversario mas peligroso no hay que buscarlo mas que en nosotros mismos.
ResponderEliminarEl verdadero dojô, dicen los maestros, es el que el discipulo debe construirse en su corazon, en lo más profundo de sí mismo.
Un abrazo Arianna.
Bello, impolutamente bello!!!!!
ResponderEliminarEste cuento me recuerda una de mis palabras favotitas INERME...
Muchas Gracias por traer esto Angel
un saludo
Gracias Santosham. Un abrazo.
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