No creo que para escribir sea necesario ir a buscar aventuras. La vida, nuestra vida, es la única, la más grande aventura. El empapelado que vimos en nuestra infancia, un árbol al atardecer, el vuelo de un pájaro, aquel rostro que nos sorprendió en el tranvía, puedan ser más importantes para nosotros que los grandes hechos del mundo. Prosas apátridas Julio Ramón Ribeyro, escritor peruano, 1929-1994
Siiii!!.
ResponderEliminarllevo días queriendo escribir algo en mi blog, una especie de requiem para lo ocurrido en Japón... y he tropezado con este blog tan bonito y tan "zen": gracias. Las citas que escoge me inspirarán... Merci. El dolor ajeno no debería dejarnos nunca indiferentes, hay algo de "trascendental" sin duda en el modo en el que los japoneses miran cara a cara al sufrimiento
ResponderEliminarGracias Gorka, gracias Isbelle.
ResponderEliminarEl dolor ajeno no nos debería dejar indiferentes, pero nuestro egoismo...
Para muchos japoneses, como para muchos orientales, las adversidades y la muerte son consustanciales con la vida, herencia del budismo y en especial del zen...
Un abrazo a ambos.
No se puede pedir más .....que grandioso!!!
ResponderEliminarAntes y después siempre el cielo se ilumina
Feliz noche Angel
Muchas gracias Arianna, de corazón.
ResponderEliminarUn abrazo.